26 abril 2013

Somos Instantes...

Somos instantes, como agua de río que no para un solo segundo, no existe el tiempo, ni más detenernos en ningún momento; aunque estemos en quietud o meditación. Esta es mi experiencia, y siento los cambios hasta cuando intento detenerme a escribir estos sentires.

Somos tantas cosas, en realidad todo, en potencia somos todo y todo podemos llegar a ser, tanto lo que llamamos bueno como lo malo; tan sólo son formas de ver y describir las cosas, depende del punto de vista y la intención y reflexión, esta sea consciente o inconsciente.

Esto no es ninguna filosofía ni creencia, es una mera observación y nos une como seres vivos y humanos.

Llevo rondando la idea de plasmar un sentir, un instante de esos que constituyen mi identidad, pues aunque todos me llaman por mi nombre, no soy mi nombre, y no siento esa identificación. Como sí hacen y muy bien las culturas orientales, o la de los antiguas tribus indias norteamericanas. el nombre debe ser algo que nos caracteriza y que sea algo muy esencial, tanto que lo vemos y notamos nosotros, y debe ser así por los que nos rodean.

Pues como expreso estaba en la idea de hacerme esa identidad expresa en un tatuaje, y cómo mi forma de expresión casi siempre ha sido la escritura, no puedo tatuarme todo un texto o una frase. Primero por ser innecesario, lo importante es conocerlo y poderlo transmitir, lo vean o no los demás de poco importa. Esas etiquetas o fotografías que nos hacen mal en un momento, en un instante del río que somos. Dependerá del fotograma para que la idea de nosotros sea positiva o negativa, cuando en verdad tenemos ambas todos.

Todos tenemos nuestro lado angelical y abnegado y admirable, pero también nuestro lado oscuro, todo en uno, y dependerá de esta fotografía o visión subjetiva para que se yerre normalmente quien no conozca la esencia humana. Conocer esa esencia es llegar a la verdad, y por eso aprehenderla y ser consciente de ella nos ha de llevar necesariamente a la humildad.

Pues todo eso que sé de mi y transmití a mi hermano tatuador, pudo sintetizarlo en un boceto maravilloso, y lo es pues me identifica, me da imagen, nombre, esencia que voy siempre conociendo matices nuevos, y este hecho deseaba compartirlo con vosotros en este blog. Gracias a todos y todas los que me leéis y sabéis comprender, gracias de todo corazón.

Habréis de perdonarme que no publique el boceto, es demasiado personal, pero no se trata de nada que no haya en todo este blog y en mi escritura en particular; Sin embargo, puedo describirlo como en un circulo sin cerrar está mi oso kodiak, animal de tierra firme, solitario, tranquilo e inofensivo, pero con la capacidad innata de ser el animal más terrorífico ante una herida no buscada en su territorio vulnerado, que marca indeleblemente con su garras poderosas; todo como en una fotografía en blanco y negro y un color rojo necesario. 
Como en ese film maravilloso de ¨La Lista de Schindler" de Steven Spielberg cuando ante la masacre del expolio del gueto de Varsovia en blanco y negro, pasea esa niña con un abrigo en rojo, corre como si nadie pudiera verla, y corre a esconderse debajo de la cama, intentando escapar de la terrorífica revisión fascista sobre los que intentaron eludir los trenes a Auschwitz-Birkenau.
Son mis indelebles marcas del oso, como ya escribí antaño en 1996 y tenéis en el blog.