11 marzo 2012

Hugo - Corazón

Antes que nada, aclarar que mi blog no pretende ser de cine, y no lo es; es mera coincidencia que mis últimos cuatro posts, contando el presente, sean de películas.
Este blog que deseo compartir con todos vosotros, no es más que mostrar mi visión personal en todo lo que veo y observo, analizo y medito, mi sentido y vivencias personales.
En este caso en concreto, este film de Martin Scorsese es una mera excusa, un motivo de análisis y que hasta quizás, ni coincida con la visión que el director ha deseado transmitir, pero sin duda es lo que a mi en particular me llega; mi motivo de inspiración que os muestro y que plasmo en mis letras.
 
Es por esta causa, que siempre me centro en el contenido, y el continente me importa menos; aunque sin duda es de agradecer que todo lo que en este caso acompaña al metraje vaya en consonancia al mensaje. Por eso es gratificante la buena fotografía, la recreación de las calles parisienses, la  partitura del conocido compositor Howard Shore, y una fantástica dirección.
 
Como me sucede en otras ocasiones, tengo la discordancia de la traducción de la película añadiendo en España, eso de "la invención de" Hugo. Supongo que funciona comercialmente hablando, pero para mi parecer es una torpeza de las distribuidoras; pues Hugo, no sólo es el nombre del niño que centra gran parte de la historia que se cuenta, sino que el significado de su nombre es Corazón. Y precisamente, una llave en forma de corazón será necesaria, como después se averigua, y da cumplimiento al simbolismo y designación. Es por eso, que el título es sobriamente perfecto denominándola como Hugo.
 
Hugo es un pequeño huérfano, y su vida transcurre escondido en la Estación de Ferrocarriles de París de los años 30 del pasado siglo.
De una mágica relación recíproca y amorosa de padre e hijo, hereda un autómata estropeado. Una máquina singular, pues es la única que fue diseñada para poder escribir.
Su padre la rescató abandonada del museo, y ahora en complicidad con su hijo, se afanan e ilusionan por reparar. Tarea que queda inconclusa tras morir su progenitor en un incendio, y que se convierte en la única herencia de su amado padre.
Para Hugo, reparar el autómata se convertirá en su finalidad; tiene la enorme fe y esperanza que cuando consiga recomponerlo, recibirá un mensaje de su padre. Por todo ello se afana en encontrar las piezas que le restan a su pequeño androide.
El misterio de la máquina es que en su parte trasera esconde una hendidura en forma de corazón, una llave que desconoce y que será clave para su funcionamiento.
Como en todas las historias, y en la vida real, Hugo contará con ayuda, solos no podemos con todo.
Cuando parece que ha concluido su restauración, dándole cuerda, apenas obtiene unos garabatos incomprensibles, que en un instante tiran por tierra todas sus esperanzas. Pero con un poco de paciencia, el autómata atascado en un primer momento, prosigue con su pluma, y lo que parecían signos aislados, poco a poco se van convirtiendo en un dibujo.
 
Este dibujo que recuerda haber visto en un film de la época, se convertirá en el mensaje de su amado padre.
 
Y a su vez, Hugo se convierte en sentido para una persona que había perdido su propósito. Cuando en sus inicios como mago, descubrió la invención del proyector cinematográfico de los hermanos Lumière. Pudiendo de este modo desarrollar su magia a escalas mucho mayores, y obteniendo un gran éxito haciendo una gran cantidad de películas, que tras su auge acabaron en el olvido y perdiéndolo todo, hasta lo más importante, su propio sentido y fin.
 
Una vez más, las historias personales de cada uno y las relaciones con los demás, y como éstas interactúan providencial y mágicamente, haciendo que todas las piezas ocupen su lugar y por supuesto, no sobre ninguna.
 
Sobre el cine, de Scorsese, me llega una frase que me quedé con ella: “En el cine se cuentan historias, y sólo en cine los finales son siempre felices”.  No es literal, ni con ella me quedo, pero me sirve muy bien para expresar un pensamiento que he deseado plasmar desde hace tiempo.
Y es el peligro, de los cuentos, las fábulas, las metáforas, las historias, que escuchamos desde pequeños y nos llevan demasiadas veces a soñar cosas imposibles o fantásticas y que pueden llegar a frustrar y perjudicar gravemente, cuando la vida real  puede ser demasiado diferente.
 
De esta ambientación e historia de Hugo surgen los mensajes de este metraje, y que en su literalidad no necesitan comentario alguno, y con ellas me quedo y concluyo:
 
“Las personas cuando pierden su propósito, es como las máquinas que dejan de funcionar”.
 
“Por eso me ponen tan triste las máquinas cuando dejan de funcionar, pierden su fin”.
 
El mundo como una gran máquina... En una máquina ninguna pieza sobra, como en nosotros, cada persona tiene su sitio”.